Reforzar la buena conducta en los niños y adolescentes

No nos olvidemos del Refuerzo Positivo 

Pillémoslos portándose bien y con buena conducta

Es el deseo y anhelo de la mayoría de las mamás y papás que tienen un hijo/a que no se porta todo lo bien que quisieran. El “portarse bien”, siendo un elemento subjetivo ya que cada casa y familia define los parámetros de aquello, es algo que a veces es “olvidado” por las figuras parentales. Es decir, tienden a fijarse en lo malo y negativo de las conductas, exaltándolas hasta un punto que roza la obsesividad. .

Nos centramos en lo negativo y el castigo

Un gran porcentaje de papás que llegan a mi consulta, tienden a señalar, de modo casi inmediato, los problemas y dificultades de los niños, como si fueran los únicos elementos para destacar de la vida familiar o del niño. Tienden a dejar de lado aquellos elementos que son positivos de éste y, aunque se entiende que el contexto de la consulta psicológica pueda estar orientada a esto (resolver problemas), también muchas veces es una réplica de lo que sucede en el día a día de la casa: fijarse y sancionar lo malo, pero sin destacar lo bueno y positivo cuando lo hay. Y siempre lo hay. Esto crea distancia, temor y frustraciones permanentes en los niños y adolescentes.

El portarse bien lo damos por obvio, pero no es así

Muchas veces las mamás y papás, tienden a pensar que el portarse bien es “parte de sus deberes”, “lo obvio” o “lo que se espera” de los niños. Pero los niños y adolescentes están en un proceso de constante desarrollo y aprendizaje. Cada día y semana que pasa, van adquiriendo nuevas capacidades y afianzando otras. Es por esto que, si los padres tienden a centrarse de modo muy exclusivo en lo negativo, dejan de reforzar los esfuerzos, intentos y aproximaciones a una mejor conducta. Se olvidan que el valorar y destacar lo positivo genera una doble ganancia. Por una parte, aprenden a cómo poder ir resolviendo los problemas del día, pero a la vez se van generando sólidas bases en su desarrollo, tanto en el ámbito personal, emocional, social y a futuro, familiar.

Generamos desmotivación a portarse bien

Los logros y avances, son más importantes que los fracasos. No por esto, hay que olvidar que se deben señalar y corregir las conductas inadecuadas. Pero, sin un aliciente que motive a realizar buenas conductas, es bastante poco probable que mantengamos una motivación de logro y ambición de mantener un esfuerzo sostenido en el tiempo, que lleve a mejores conductas y seguridad personal en el niño.

Potenciar la conducta positiva y un autoconcepto firme y seguro

En la medida que esto se instaure, se generarán mejores relaciones entre los distintos miembros familiares, bajará la tensión de estar constantemente buscando lo malo. “Inevitablemente”, surgirán conductas que serán positivas y destacables y nuestros hijos se sentirán seguros, validados y queridos. No dejemos pasar esta idea y démosle la oportunidad a nuestros niños de pillarlos portándose bien!

La respuesta va de la mano con el hecho de que, en la medida que la adicción a videojuegos se profundice, más costará el poder lograr que el niño vuelva a una rutina y vida como la que tenía sin la adicción. Esto es porque el impacto y consecuencias que tiene un cuadro de adicción más prolongado, generará algunas dificultades de las cuales costará más reponerse. Por ejemplo, si el niño bajó excesivamente sus notas y tiene posibilidades de repitencia, más tiempo y esfuerzos costará que logre tener un promedio de notas que le permita pasar de curso. Por otra parte, si las mentiras fueron recurrentes, más tiempo puede costarle a los padres el poder generar una buena confianza en el hijo(a). Si el niño generó dificultades con el ejercicio de sus hábitos diarios, más tiempo le costará el poder rehabituarse a ellos. En el fondo, además de las importantes repercusiones que puede tener esta adicción (como cualquier otra), la readaptación a la vida cotidiana se ve mermada mientras más aristas y coletazos del problema se vayan sumando.

¿Qué indicadores nos pueden dar luces de que estamos centrados en conductas negativas más que las positivas?

  • Pasas la mayor parte del tiempo retando y castigando. A veces tú mismo lo sientes como algo excesivo
  • Tus castigos tienden a ser excesivamente frecuentes y sin proporcionalidad a la situación que lo generó
  • Comienzas a ver que tu hijo te tiene más miedo que respeto o cariño
  • Pasas constantemente pensando y anticipando en tu mente, sobre episodios de posibles discusiones, peleas y castigos
  • Ya castigaste con todo tipo de cosas y ya se te acabaron las opciones de castigo
  • No te das el tiempo para destacar los aspectos buenos que Sí tiene
  • Papá y mamá castigan cada uno por su lado, llevando a múltiples castigos. En ocasiones ni te enteraste que el otro había castigado
  • Quieres dar una "lección" a toda costa, sin evaluar bien el momento o circunstancias
  • No esperas que se puedan dar buenas conductas de tu hijo y mentalmente ni siquiera consideras esta opción
  • Llegas a casa preguntando ¿cómo se portó?
  • En ocasiones quieres evitar estar con el iño, dado que piensas que de estar con él, van a darse muchas situaciones negativas y vas a tener que retarlo y castigarlo.
  • Las discusiones y diferencias de opinión respecto a la disciplina, se han hecho recurrentes entre tu pareja y tú

Si ves que tu hijo o hija está teniendo dificultades para portarse mejor

Hay que entender que probablemente hay un factor desencadenante o mantenedor del problema. Es decir, no es algo que haya comenzado a darse "de la nada" en tu hijo. En el "peor de los casos" está pasando por una etapa normativa del desarrollo (etapa oposicionista que es parte normal del desarrollo), pero probablemente se haya dado una seguidilla de situaciones y aprendizajes desde tu hijo(a) en que tu mismo como mamá o papá participaste.

Hay una responsabilidad desde el adulto y por otra parte, desde el adulto el también está la posibilidad de poder enmendar, ayudar y dar las bases de un mejor crecimiento, desarrollo y vida hacia este. Y esa es la buena noticia: que tu hijo o hija pueden cambiar y mejorar mucho, pero depende de ti el poder iniciar ese nuevo camino.

De todos modos, si la situación lleva mucho tiempo o te sientes sin ideas de cómo irlo mejorando, siempre es adecuado consultar a un especialista infantil en este tipo de dificultades.

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