Psicologo - psicologa infantil
Todos, cuando nacemos, somos tremendamente dependientes de nuestros padres o cuidadores. Esto para satisfacer cualquier necesidad. En la medida que vamos creciendo, nos vamos haciendo cada vez más autónomos (locomotricidad, alimentación, aseo personal, personas con las que interactuamos, emocionalmente, etc.). Sin embargo, este proceso es gradual y toma algún tiempo, junto con verse facilitado o dificultado por las características ambientales (experiencias, lugares, contextos y personas a nuestro alrededor).
Es así como padres dependientes, generan hijos dependientes, dándose una codependiencia. Esto se va dando desde muy pequeños, al momento de ir generando un vínculo cn la figura materna, pudiendo darse un trastorno del vínculo o una alteración en éste. Muchas veces los niños hacen un esfuerzo tremendo por no separarse incluso llegándose a dar sintomatología física (vómitos, dolores de estómago, etc.). Esto generalmente pasa cuando no se ha ido dando a través de tiempo, una separación progresiva.
También porque se dio una situación que el menor vivenció como traumática o bien, porque los padres han sido muy dependientes. Esto, porque no han ido facilitando el desarrollo de la autonomía y le han mostrado al menor, con mesajes directos o indirectos (conducta, comentarios, gestos) que las situaciones revisten un peligro del cual hay que protegerse.
Típicamente, tienen relación con que el menor no se puede quedar solo, no duerme en su propia cama, le dan la comida en la boca, lo visten, le hacen caso en todo lo que solicita, le compran lo que quiere, no dejan que experimente situaciones de enfrentamiento a situaciones nuevas como cualquier niño, o le están entregando mensajes continuamente de "cuidado esto, cuidado esto otro", que generan una visión amenazante y peligrosa de las cosas.
Estos factores, así como otros, hacen que el niño quede inseguro, le cueste enfrentar situaciones normales de su desarrollo evolutivo como quedarse sin los padres en otros ambientes (jardín, colegio), no atreverse a relacionarse con niños nuevos, no atreverse a hacer actividades nuevas o hacerlo con inseguridad, mostrarse ansiosos o con vergüenza e inibición. Para lograr un cambio, no solamente hay que trabajar con el niño, si no que con su ambiente directo y aquellas personas que participan de su educación y formación, con el objetivo de entregarle herramientas y resolver sus aprehensiones.
Para más información sobre niños dependientes e inseguros y manejo o evaluación de ésta, contactarse con psicologia infantil.
Consulta: Guardia Vieja 255, oficina 413, Providencia.
Teléfono: 245 2152
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